EL "SOCIALISMO DE IZQUIERDA" COMO NÚCLEO DEL "FASCISMO"
POR NESTOR VASQUEZ
En el año de 1883, en la aldea
de Dovia que formaba parte de un pueblo llamado Predappio ubicado en la región
de la Emilia Romaña (Italia) había nacido un joven sagaz y de fuertes
convicciones ideológicas. Era violento, ambicioso, fuerte físicamente,
anticlerical, de discursos agrios, antiliberal y de un humor irónico bastante
visceral. Vestía de cualquier manera ya que poco o nada le importaba
su apariencia física, porque andaba con un pañuelo en el cuello, sombrero elegante
no acorde a los atuendos casuales y mugrientos, iba sucio y sin afeitar. Pues, era
el hombre que se autodenominaba a el mismo como un auténtico “revolucionario” de
la época. De estudiante ya estaba inscrito en el Partido Socialista Italiano y
este sería capaz de organizar células socialistas de treinta mil obreros y de campesinos
alimentados del fervor del ala de la izquierda más extrema y menos moderada del
partido, y cuya fracción sería una máquina de cortar cabezas, incluso a la de sus
más duros rivales como Bissolati y Bonomi.
El padre de este joven era un humilde herrero llamado Alessandro Mussolini y su madre, Rosa Maltoni, era una maestra que provenía de la pequeña burguesía católica y siempre estaba preocupada por la educación de su hijo. El nombre del chico fue escogido por su padre, lo llamó “Benito Amilcare Andrea”. “Benito” fue en honor del héroe y expresidente reformista de México “Benito Juárez”; Amilcare Cipriani un socialista y patriota del resurgimiento italiano; y de Andrea Costa otro socialista italiano y exdiputado del parlamento italiano, ya que este sería el primero de la historia de Italia en asumir un escaño con esta ideología. No cabe duda de que solamente un progenitor con tan fuertes creencias políticas sería capaz de colocarle semejante nombre a su hijo, nombres que eran la síntesis de tres héroes de la izquierda internacional y tampoco es de extrañar que este mismo hombre también sería un reconocido líder socialista en su localidad. Alessandro era un hombre sin educación básica, mujeriego y alcohólico pero comprometido con la lucha del socialismo (incluso admiraba al líder anarquista ruso Mijail Bakunin). Alessandro fue un político destacado de su región, y la policía local le consideraba un revolucionario potencialmente peligroso. Llegó a publicar veinte artículos en la prensa local y desempeñó diversos cargos en el Consejo Municipal. El padre del futuro líder fascista seria su mentor y guía hasta su muerte. En la ciudad de Forlimooli Mussolini se inscribió en sus estudios secundarios y en la misma ciudad su padre lo acerca al socialismo militante en el año de 1900, el partido Socialista Italiano lo forjaría como un revolucionario incendiario gran parte de su vida.
Al igual que su padre empieza a
escribir para un periódico socialista, L’Avvenire del Lavoratore (El futuro de
los trabajadores). Mussolini enseguida se hizo notar como periodista, al
aportar nueve artículos en tan solo unos cuantos meses. Entre una población de italianos
campesinos, Mussolini brillaba fácilmente por su oratoria envolvente. Viajo a
Suiza en 1903 pero no transcurrió mucho tiempo antes de que fuera expulsado de
esa nación por agitador. Él se autodenominaba «comunista autoritario» y miembro
del ateísmo militante. Y se refería a Karl Marx como «el más grande de todos
los teóricos del socialismo», "el hombre que rescató al socialismo de los
filántropos cristianos y lo convirtió en algo científico" según el. Mas tarde es entregado
a la policía italiana, se le abrió un expediente en el que se le describía como
«joven impulsivo y violento». Para evitar el servicio militar, Mussolini huyó
de nuevo a Suiza en enero de 1904. El no era un cobarde, pero, al igual que
Adolf Hitler, no deseaba luchar por una causa patriótica en la que no creía ya que
él era un anti-belicista convencido porque pensaba que solo en las guerras se
enriquecían las élites de la burguesía, por lo tanto los pobres no ganaban
nada, salvo miseria y hambruna. A principios de 1904, pasó varios meses en
Francia, donde fue nuevamente arrestado. También estuvo brevemente en Alemania
y Austria para volver a desempeñar varios trabajos en Suiza, y obtuvo la ayuda
de diferentes compañeros y militantes socialistas.
A principios de 1909, emigró de
nuevo; en esta ocasión a la provincia austriaca de Trentino para dirigir el
periódico L’Avvenire del Lavoratore. Los lectores recibieron la noticia que
daba la bienvenida al nuevo camarada: "Benito Mussolini, además, de ser un
luchador, es un excelente propagandista, versado aun sobre el odio hacia el
anticlericalismo". Mussolini también se influenció gracias a Angelica
Balabanoff, una marxista Ucraniana. Era una mujer de la izquierda
revolucionaria que conocía a Vladimir Lenin. A pesar de lo que muchos creen,
Mussolini no siempre fue un nacionalista confeso y amante de la nación Italiana,
o un seguidor de la política guerrerista que el apoyaría más tarde en la II
Guerra Mundial (como “El Duce” y
líder de la Italia Fascista), de hecho; en su flor de juventud decía que la
pobreza de Italia se debía, al menos según Mussolini, al dinero que se invertía en
material bélico mientras la mayoría de los italianos eran analfabetas.
Consideraba que los proletarios no tenían patria y que la bandera nacional era
«un harapo que hay que clavar en un montón de estiércol». El Parlamento
Italiano de mayoría conservadora y liberal era, para Mussolini, el más
corrupto de Europa, pues Roma era una ciudad de «prostitutas y burócratas»
He aquí la razón de porque los historiadores soviéticos o los biógrafos fascistas de Mussolini jamás hicieron referencia a la influencia que tuvo el marxismo en su juventud, pues habría sido una humillante "verdad" para el primer dictador fascista y futuro aliado de Adolf Hitler y enemigo de la URSS. En la autobiografía de Mussolini no existen referencias a ninguna influencia intelectual destacada (por conveniencia), con la excepción de Pareto (La idea de las élites, el antiliberalismo, el anticapitalismo y el antiparlamentarismo de Pareto resultaron de gran influencia para Mussolini, el detestaba la política constitucional con sus parlamentos y elecciones). Mussolini reconoció también su deuda con Georges Sorel, quien criticó al marxismo por haber creado una forma de utopía que no llevaba a cambios revolucionarios.
Estas ideas profundamente antidemocráticas ya venían de un hombre que decía ser socialista. Es cierto que socialismo intentaba defender los derechos de los trabajadores pero también, en su teoría marxista, la praxis busca alcanzar el poder para los proletarios a través de revoluciones sangrientas. Resulta evidente que esas ideas adquiridas en su juventud afectaron de forma profunda a Mussolini. Entre 1903 y 1914, el diría que su experiencia del socialismo: «... no fue una experiencia doctrinal. Mi doctrina durante ese período fue la doctrina de la acción» su desprecio por la teoría. Lo que realmente le importaba era la acción, cuanto más violenta, mejor, para así tomar el poder a cualquier costo…Si esto, les resulta tan familiar y lo asocian a ciertas consignas de la clase Bolchevique, créanme que no los voy a juzgar mis queridos amigos
DEL
SOCIALISMO INTERNACIONAL AL SOCIALISMO NACIONALISTA
El Liberalismo generó un odio
en él y no cabe duda que el socialismo de Mussolini en sus primeros años era total,
tal como demostró su compromiso a los huelguistas sindicales, así como también
lo era su condena del nacionalismo. El Partido Socialista Italiano le dio una
gran inspiración que le serviría como un puente para concretar sus ideas
futuras. Entre otros datos relevantes hay que contar que Mussolini fue nombrado
director del periódico socialista Avanti!, Se volvió la mejor pieza del periódico y logró
duplicar su circulación al dirigirse a un público más amplio de lectores de
clases obrera. Su amante y co-directora fue la mismísima Balabanoff y mientras
aguardan la Guerra Europea se dedicó a preparar al pueblo para el día de la
revolución social en Italia mientras se mantuvo como director del diario. A pesar de
sus insistentes y corrosivos ataques contra el Parlamento italiano de mayoría
liberal, su nombre apareció en la lista para las elecciones generales de
octubre de 1913. En 1913, los socialistas obtenían un millón de votos, hecho
que algunos atribuyeron al buen hacer del periódico socialista Avanti! Ya
también lograría convertirse en consejero municipal en Milán.
A pesar de su larga campaña de propaganda revolucionaria, Mussolini pareció sorprendido por la Semana Roja que estalló en Italia, en la que más de un millón de personas se lanzaron a las calles. Mussolini solo se mantuvo a esperar acontecimientos: permaneció en su puesto de director del periódico hasta que decidió participar en una manifestación. Una vez más se salvó de las consecuencias de sus actos por un acontecimiento exterior cuando llego el desencadenamiento de la I Guerra Mundial. Mussolini era el representante de un partido socialista, antimilitarista e internacionalista, su máxima era la neutralidad a cualquier precio. Consideró que el asesinato del Archiduque en Sarajevo era una clara demostración del profundo conflicto entre los Hadsburgo y el mundo eslavo por lo que el insistía que entrar en la guerra era fatal para Italia por su baja y pobre preparación militar. Sin embargo, Mussolini mantuvo su posición neutral durante varios meses hasta que ésta se hizo insostenible cuando miro hacia Alemania admirando a el Partido Socialdemócrata Alemán apoyando la guerra (con algunas notables excepciones como Rosa Luxemburgo). Mussolini se percató de que el asunto de la intervención podría dividir al partido y comenzó a variar su posición a favor de la entrada en la Primera Guerra Mundial. Con la jugada táctica de modificar su giro hacia el intervencionismo de izquierda, Mussolini señaló que, inspirado por nacionalistas como Battista y Corridoni, fue capaz de «arrastrar a una fracción de los socialistas a favor de la guerra». Entonces las clases sociales trabajadoras e internacionales de izquierda se habían movilizado en torno a las banderas nacionales y de eso quedo una clara patente registrada.
La Gran Guerra, dio un vuelco
significativo, Mussolini se convirtió en un defensor de la guerra. La
militancia socialista, que culmino en un fracaso denominado «Semana Roja» de
1914, convenció a Mussolini de que ni su partido, ni la clase trabajadora
italiana eran capaces de llevar a cabo la dichosa revolución obrera, así que
Mussolini haría las cosas a su modo… En octubre de 1914, Mussolini partidario
de la entrada en guerra, con su gran habilidad de orador intento persuadir a
sus camaradas socialistas con la premisa de que Italia no podía permanecer como
espectadora ante los acontecimientos históricos que se estaban produciendo.
Mussolini ni siquiera había consultado a sus colegas del consejo editorial de
Avanti!, y cuando el tema fue debatido, se encontró en minoría, por lo cual fue despedido. "El socialismo anti-nacionalista" había llegado a su fin y estaba
emergiendo el nacionalismo dentro de sí.
EL
FASCISMO COMO ESCISIÓN DEL SOCIALISMO DE IZQUIERDA
El primer Fascio Italiani di Combatimmento
se formó por un grupo de militaristas de izquierdas que habían abandonado el
socialismo. Fueron esos primeros fascisti a los que se unió Mussolini o también conocidos como camisas
negras (Arditi). A principios de 1915, Mussolini se aproximó a los nacionalistas
al estimar que con la entrada en guerra se podía lograr la expansión italiana.
El anhelaba que Italia debía demostrar al mundo que era capaz de entrar en una
gran guerra y acabar con esa leyenda moderna de que Italia ya no era la
gloriosa Roma (y aquí se manifestaba la auténtica voz de ese Mussolini fascista).
Mussolini comenzó a amenazar
con una guerra civil si el Gobierno no abandonaba la neutralidad. El 11 de mayo
de 1915, Mussolini afirmó que se trataba de un hecho irreversible, el «bautismo
de Italia como gran potencia» y el «punto culminante de la historia del mundo» los
partidarios de la intervención se alistaron rápidamente en el ejército,
Mussolini no lo hizo y siguió como director de su nuevo periódico de corte nacionalista "Il Poppolo di Italia". Cuando
finalmente fue reclutado, Mussolini se dio cuenta de que la guerra sería larga
y no corta como el pronosticó. Finalmente cuando llego la histórica derrota de
El Desastre de la Batalla de Caporetto fue un golpe demoledor para Italia, el
ejército se vio incapaz de hacer frente a la guerra moderna de la Alemania del Kaiser y de los
Austrohúngaros, Mussolini inmediatamente culpó al gobierno, culpó a los mandos
militares, a sus antiguos compañeros socialistas, a los liberales, a la Iglesia y hasta el
Rey Vittorio, "todos eran unos canallas derrotistas". Definitivamente Caporetto constituyo
bajo su modo de ver el punto de ruptura entre la «vieja y la nueva Italia» y dijo que tan sólo una dictadura nacionalista
salvaría a Italia, y que se debían suspender la publicación de periódicos
independientes, la diversidad de partidos políticos. Es que para el futuro "Duce" la democracia era débil,
pues lo que la futura gran nación italiana solo precisaba disciplina y mano
dura, cosa que siempre tendrá en su memoria hasta lograr su ascenso al poder. Esto sería la sombra del Fascismo y el Totalitarismo que cubrió
toda Italia.
EL
TOTALITARISMO DEL FASCISMO Y LA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA
De los movimientos totalitarios
en plena I Guerra Mundial, periodo de Entre-guerras y la II Guerra Mundial surgieron
el fascismo, el comunismo y el nazismo. Doctrinariamente no iguales al extremo,
pero todos similares en sus estructuras políticas de control, pues estaban
unidos por la práctica común del Estado y el partido único como un regente de
la vida diaria de la nación. El paralelismo de sus estructuras de poder, el
papel de sus respectivos partidos, el culto al líder, la ideología oficial, la
economía dirigida, la naturaleza burocrática de sus Estados y la utilización
del terror en ambos sistemas son innegables. Si bien es cierto que existen
diferencias fundamentales entre las formas públicas y privadas de la propiedad
en ambos sistemas, aunado a las posiciones ideológicas; como el de la lucha de clases contra la lucha
de razas, hay que destacar que en el totalitarismo al inicio de la Guerra Fría
se mantuvo el concepto (con justa razón) para resaltar las similitudes entre
los nuevos enemigos de la democracia occidental, el comunismo soviético, el
chino, el cubano y los antiguos enemigos: el fascismo y el nacionalsocialismo
de Adolfo Hitler.
Gran parte del mundo libre,
afirma fervientemente que la vida diaria en uno de esos regímenes
«totalitarios» se asemejaba mucho a la vida en los demás. Tal vez en el caso
italiano, si hacemos una investigación más profunda y comparándolo con el
régimen nazi y el soviético, o hacemos énfasis sobre la distribución de poder
en el seno del régimen fascista, la burocracia, la influencia, la fuerza del
Rey Vittorio Manuelle III, la Iglesia Católica y su impacto en las diferentes
áreas de la sociedad italiana limitaban su régimen autoritario, se puede concluir que el fascismo de Mussolini no era
totalitario en sí, hasta 1938, sino una dictadura nacionalista clásica (eso sí,
brutal) desarrollada desde un consenso de una democracia multipartidista con un sistema parlamentario, pero esto se le atribuye es a los grupos de poder que mantenía a
raya a Mussolini y no porque el "Duce" quisiera voluntariamente dividirse el
poder con la intención de controlarse a el mismo, ¡Claro que no! fueron causas ajenas a sus
intenciones reales de tener una estructura tan fuerte y sanguinaria como la
soviética y a la del nazismo.
Las diferencias entre los
regímenes comunistas y fascistas, e incluso entre las ideologías, han seguido
siendo objeto de estudio. Los teóricos Marxistas tienen sus definiciones, están
los partidarios de la idea del centrismo, la del fascismo como ideología de "extrema derecha"o la "Tercera vía" y sus conceptos modernizadores sobre el fascismo como una ideología sin precedentes, pero lo
cierto es que las pruebas hablan por si solas y el peso yace de un solo lado
de la balanza si hacemos una equivalencia muy seria al respecto…
BIBLIOGRAFIA
Alvaro Lozano "Mussolini y el Fascismo"
Angelo Tasca "El Nacimiento del Fascismo"
Julian Casanova "Europa contra Europa"
Buen artículo Néstor. Debemos ser conocedores de la historia, ideales y las prácticas del socialismo y sus derivados, para que JAMÁS como individuos nos puedan seducir y caigamos en ellas.
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